Photography by Jon Moore.
03 de abril del 2022
La sangre del concreto, expone la sensible capa de cemento.
Desde que comenzaron a reparar por primera vez las fugas de nuestra anterior vivienda, me di cuenta que las tuberías, son como las venas que inervan la sangre a los diferentes órganos de una casa.
Los pulmones como ventanas, el rostro como la fachada, las puertas como ojos, y el comedor, como aquél corazón que bombea los motivos principales para que el hogar se mantenga.
Al igual que nosotros entonces, una casa ha de mantener una vascularización óptima, para que pueda ser habitable y vivible.
En la primera casa que vivimos, en épocas de invierno, como no tuvimos el suficiente recurso económico para reparar las fugas, las reparaban a medias. Y en tanto, en el pueblo que vivíamos, quienes decían saber de tuberías y válvulas, no arreglaban del todo el problema. Entre que lo dejaban a medias, o no profundizaban en el origen del reguero.
Sin embargo, aquella mañana de un jueves corriente, tocó a la puerta un señor de mediana edad. A juzgar por las heridas que traía en sus dedos, el olor a pegamento industrial y la caja de herramientas, se pudiese decir que sabía de plomería. Reinaldo, dijo que se llamaba. - Vengo por lo de las fugas-. Aunque hubiese sido una muy buena casualidad, en ese mes no pudimos contactar a nadie. Por la frustración y el cansancio de todos, decidimos no preguntar más allá de su trabajo y dejamos que hiciera otro arreglo, o "más daños". - Un familiar me contactó. Hace años que ya no hacía este tipo de trabajos, pero Noriana es una buena amiga mía- y añadiendo, respondió - y me dijo que el problema de ustedes persistía-.
Sus pasos eran lentos. Tenía una mirada fija, y era cuidadoso con sus herramientas. Miraba las paredes, los baños y la cocina. Se acercaba a las paredes y tocaba su mejilla y oreja contra la pared para escuchar el flujo del agua. Palpaba, trazaba líneas y garabatos. Al final, encontró un pequeño paño de agua al lado de mi habitación. Ahí nos dimos cuenta entonces de por qué empeoraba tanto mi asma.
Mientras comenzó su trabajo, preguntó - ¿Cómo te llamas?- a lo que yo añadía con curiosidad, - Me llaman Alejandro-. Y mientras hacía cortes, y abría un hueco en la pared, me mencionó. - Yo hace muchos años, Alejandro, aprendí que las paredes son como las personas- antes de yo preguntar, él mismo se respondió. - Alguna vez conocí a una persona que era muy dura con ella misma. Se guardaba todo, no sabía cómo lidiar con su sufrimiento, y optaba por evadirlo- mientras sacaba más herramientas, y utilizaba una por una, continuaba. - hasta que en algún momento, acumuló tanto resentimiento, que intentó colgarse en su baño. Lo que lo salvó, fue que el tubo no estaba bien instalado, y terminó en el suelo de su baño, con toda el agua derramada en el piso- y mientras hablaba, observé cómo una fuga tan "pequeña", pudo abrir un hueco tan grande en la pared. - Fue así cómo tuvo que abrirse, para poder arreglarse-. Y terminando de decir la última frase, apretó una última vez la tuerca de unión y acobijándola con una capa de cinta blanca, cesó el agua.
Las fugas, son como los síntomas. No solo se interpretan o se califican desde la "negatividad o lesividad" de una singularidad; sino también, expresan "positividad y salubridad" en casos particularmente contextuales. Las fugas se entenderían no sólo como un conflicto, sino como una oportunidad de cambio; una aproximación a una realidad diferente, más transparente, más genuina, más real.
Al igual que las fugas de agua en una casa, no se empezarán a notar hasta que empiece a presentar "síntomas" significativos; o en este caso, causas de origen hídrico. En tanto, cuando incremente el servicio del agua, o cuando las habitaciones se empiece a sentir más frío o húmedo el aire. Cuando nos enfermemos más de lo habitual, o nos cueste respirar, sería entonces cuando anudaríamos una posible causa de nuevas afecciones.
Podremos entonces sabotearnos, engañarnos nuestro propio psiquismo. Pintaríamos sobre la fuga, taparíamos aquellos huecos, e incluso hasta cambiaríamos de concreto si es posible; mas nunca evitaremos que se sigue filtrando una emoción o idea detonante, hasta que nos arranquemos las paredes del miedo, despintemos nuestras falsas ideas, y destapemos el hueco de lo que incomoda y desagrada, para encontrarnos de frente con la oportunidad de consciencia y mutación emocional.
Hay que destruirnos para volvernos a construir. En la dinámica de la funcionalidad de "sanar" desde una noción ulterior, interna, habrá que traspasar, fragmentar y quebrar esas duras capas del cemento psíquico, y reparar la estructura emocional que se fisuró, y comenzó a filtrar en la conducta. Cuando un conflicto no se trata, empezará a ahogarse más y más, hasta que empezará a filtrarse a través de otros canales. La tristeza, la melancolía, la rabia, la ira, la soledad, el aislarse, el silencio, la evitación, todo este tipo de fenómenos y fugas que aparecen cuando el origen inicial está demandando una atención y sanación.
Una vez reparado, la tranquilidad y la serenidad, la transparencia y la inteligencia, la calma, la sinceridad, como el perdón, empezarán a emerger y prepararse para la construcción de nuevas fuentes de conocimiento mental. A veces las personas se aferran tanto a las memorias, que se les olvida hoy hacerlas. Por estar distraídas en evitar, no prestan atención en reparar.
Por eso y más, los si apenas pequeños puntitos de agua, revelan toda una inundación detrás. El llanto si apenas revela algo al interior de la arquitectura mental. Y al igual, el silencio y la negación, avistan situaciones más profundas y agigantadas. Es en tanto el por qué visualizamos comportamientos ligados a emociones desagradables; ya que nos muestra, nos enseña, nos exhibe y expone que hay algo más grande detrás del paño, del brote, de la humedad; ese antecedente que ya se está ahogando por dentro y en tanto desnuda caminos de salida; estados y humores.
Ahí, es cuando percibes el agua psíquica filtrándose por todos tus discursos, pensares, manías, actos y comportamientos. Se dan cuenta entonces, que las capas de pintura defensiva, y el concreto grueso, revelan paulatinamente las afecciones ulteriores de lo no resuelto.
Aquellas cañerías mentales que se fisuran y se rompen desde adentro, comienzan por expresar tibiamente las represiones ya aguadas de ansiedad y de depresión. Hay fugas que significan las pérdidas, otras la personificación de los falsos ideales, los deberías; o por otro lado, otras ansían desbordar toda la presión de ser quienes quieren ser, sin juicios, sin creencias ajenas, sin máscaras o paredes de mentiras.
Estas empiezan afectar no sólo a la edificación misma, sino a quienes habitan allí. Así, como lo que cubre la pintura y el cemento, el humano esconde y reprime con el tiempo. Los cercanos, somatizarán el sufrimiento y será cuestión de tiempo el desarrollo de otras fugas. Habrán quienes pretendan evadirla antes que aceptarla y transformarla; pondrán pintura, o secarán los parches en la pared. Otros, en algún momento asumirán los rescoldos y residuos de antaño, abrirán los huecos necesarios en aquellos concretos de resistencias y remediarán sus fugas, como las de otros que se vieron afectados.
Al terminar, dijo que le debía un favor a Noriana y no nos cobraría. Dándole las gracias y llevándose una canasta de panes que mi mamá le regaló, en la puerta se volteó y me llamó -Alejandro- mostrándome su antebrazo con cicatrices y cortadas, me dijo - Yo ya pude arreglar las fugas que tenía-
Y ustedes... ¿Ya arreglaron esas tuberías emocionales?