La "razón" y la "verdad" no siempre estuvieron distantes. Tuvieron un amorío que ha perdurado en los rostros de las creencias que tenemos.
Cuando se conocieron, la "verdad" solía ser muy cambiante, volátil. Se dejaba permear por los que la rodeaban. Mientras que la "razón", por su parte, solía ser más seria, neutra, se conocía más a sí misma.
De vez en cuando, se escapaban de los ojos de la "crítica" y se acostaban a mirarse la una a la otra. Se miraban los ojos, la boca y la nariz; en ocasiones se parecían y, en otras, se notaba rápidamente sus diferencias. La "verdad" era muy bella y cotizada, y la "razón" muy cruda y sincera.
Para conocerse más, decidieron jugar a cambiarse sus rostros y vivir lo que vivía la otra, intentando imitar su personalidad y escapar de los prejuicios de la otra.
Cantaban y gritaban al unísono cuando nadie las veía. Se besaban y se estrujaban como si fuera la última vez que estarían. De noche, en los balcones se escuchaba en el aire, después de unas risas, la siguiente melódica letra:
-"Piensa, piensa, piensa, no dejes de pensar. Si piensas con cuidado, con la razón podrás tratar. Escucha, escucha, escucha, no dejes de escuchar. Si escuchas con cuidado, la verdad seguro te hablará".
Aquel día de otoño, la "crítica" las vio juntas, y ordenó desaparecer a la "verdad". Pensó la "crítica" que sólo ella podía tener la "verdad". La "razón" desconsolada, intentó con lágrimas imitar a la "verdad" y mirarse en el espejo para recordarla. Con el tiempo, comenzó a decirles a los demás que cuando quisieran ver más allá del miedo y la incertidumbre, usaran el rostro de la "verdad".
Hay quienes critican la verdad, y otros que critican la razón; pero lo que no saben es que ambas están enlazadas por una cosa: el amor que tuvieron por reencontrarse una vez más. Por eso hay quienes creen que la razón es su verdad, y otros que la única verdad, es su razón.
Hoy en día suele ser difícil saber qué es "la verdad" y quién es "la razón". Unos se quitan y se ponen rostros sin saber que el truco está, primero, en identificar el rostro propio.
La "razón" muere finalmente cuando piensa que ha hecho su trabajo... hacer que las personas encuentren su verdad y la usen a ella como "razón".
La "verdad" quedó embarazada y la "razón" nunca lo supo. Hoy se ve a "percepción" en realidades y ficciones que se convierten en la naturaleza cruda de comprender las cosas. Por eso la "razón" y la "verdad" únicamente las une y las diferencia una cosa, su hija, "percepción".